domingo, 30 de noviembre de 2008

Recuerdos en la retina

Yo no soy demasiado aficionada a viajar si no es desde mi sillón, pero he hecho alguna excepción en mi vida. No diré dónde fui pero éste es uno de mis mejores recuerdos. Es sólo una estrella del universo, pero, mirándola, ¿no crece en vosotros la estima por el género humano capaz de tanta delicadeza?

Filología de campo

Estimados colegas y, sin embargo, amigos (eso espero):

Yo, que llevo la filología tatuada en el cerebro, os propongo un sistema de alerta colectiva para descubrir joyitas como esta:

Omitiré por razones obvias el lugar donde tomé esta fotografía, local que aún dudo si premiar por su ingenio clásico (homérico más bien) o condenarlo al Tártaro por colocar tan mal el apóstrofe que deja solita en el mundo "asandra" (mejor dicho, "a Sandra") Seguro que esta tal Sandra no sabía que su no-tocaya (si no fuera por el dichoso apóstrofe) fue castigada por sus "cosillas" con el dios Apolo a profetizar siempre la verdad pero sin que nadie la creyera; claro, del café la maldición no decía nada.

En fin, ya no sé qué es qué. Creo que voy a tomar un café en C'apolo a ver si él me inspira (¿o debería ser un helado, por lo del polo?)

viernes, 14 de noviembre de 2008

Para acariciar los oídos

Siempre ha sido para mí la voz de la calidez, mi alivio y sosiego. No me refiero a los intérpretes, los King´s Singers, (que también) sino a la dulce melodía de Greensleeves, mi "ruido" más querido.


sábado, 1 de noviembre de 2008

Alguna información


María Cegarra fue una mujer excepcional. La primera mujer perito químico de España combinaba con extrema delicadeza su labor profesional (docente y química de minas) con su vocación poética; ambas facetas talladas en el diamante implacable de la enfermedad y muerte de su hermano más querido, Andrés.
Poco a poco prometo ir entregando al mundo lo que María, desde su casa del pueblo murciano de La Unión, se regaló a sí misma.
Espero que ella comprenda a esta desconocida que vive fascinada por su alma.

CON DOS LETRAS de María Cegarra Salcedo

Con dos letras y un número,
el agua en la pizarra muriéndose de sed.
La primavera penetraba en el aula
abriendo sus inmensas pupilas de universo.
Arrebatando la calma y el sosiego
con su caliente aliento de vitales sorpresas.
Un dorado abejorro, irónico, zumbón,
entregaba su vuelo
a la gota de linfa desecada.
Insistía en borrar el esqueleto de tiza
indiferente.
y surgieron, los vi, os lo aseguro,
manantiales rotundos.
Rumorosos torrentes.
Lagos serenos, mares.
Balsas verdes con mirada de hombre.
Ríos desafiando orillas.
Caprichosos arroyos...
y la lluvia sutil y dulce
para el sofoco de la tierra.

Yo puse mis lágrimas.
Las guardadas lágrimas amargas.