jueves, 30 de mayo de 2019

Resurrección

¿Y si recupero mi viejo y silencioso blog y me desahogo a gusto? ¡Oh, corrosiva pregunta! No soy yo mucho de airear mis cavilaciones, pero yo ya no soy yo. ¡Qué le vamos a hacer! Mi versión habitual es equilibrada y discreta. Bueno, discreta quizá no es la mejor palabra, pero no encuentro ahora mismo otra mejor. ¿Reservada? ¿Tímida? ¿Misántropa? A ratos todo. Por eso es bastante insólita en mí esta opción de salir de mi rincón y ventilar mis pensamientos.
Los griegos (¿qué haría yo sin mis griegos?) lo tenían claro: los nueve meses de Apolo sólo se sostendrán con tres para Dionisos. Lo voy a explicar para los que no se manejan con los clásicos (mi vocación docente me come viva). Apolo representa la razón, el sosiego, el control, el equilibrio; Dionisos todo lo contrario; la sinrazón, el desasosiego, el descontrol,... Para equilibrar es necesario partir del desequilibrio, no puede existir uno sin el otro.
Y ahí voy, a lanzarme a la contra-yo en busca de mi mejor yo, la serena y equilibrada.
Si te parece confusa mi reflexión inicial, es porque es confusa, tampoco te creas que yo soy otra cosa que un manojo de confusiones en relativa armonía.