
Soy, en fin, una mujer privilegiada, porque puedo serlo con mínimo esfuerzo y alta autonomía, porque tomo mis propias decisiones y me equivoco sin "ayuda", porque con el sudor de mi frente me gano el pan en igualdad de condiciones que el resto de mis colegas, porque puedo escribir esto sin miedo, sin velos, sin susurros, sin un dedo en los labios.
Puedo llorar sin avergonzarme, entrar en grupo en los cuartos de baño, besuquear cuanto quiera a mis peques, vestir de cualquier color,tener cambios de humor echándole la culpa a las hormonas, hacer dos cosas (o más) a la vez, hacer chistes con los que no pueden...
En definitiva soy lo que mis antecesores, hombres y mujeres, permitieron que sea y lo que me dejaron por hacer.
Y no estoy parada porque hay quien sigue esperando; no perdáis la esperanza, ya vamos.